domingo, 16 de octubre de 2016

YOU WERE MATCHING WHORES... IN TANDEM!: LAS RISAS NIHILISTAS.






Con la entrada en esta nueva etapa, el humor cobra protagonismo (prácticamente) por primera vez en la historia del western. Se trata de un humor amargo, corrosivo, de carcajada cansada, la risa del perdedor. Frente a un mundo caótico y violento, a los personajes del cine del Oeste solo les queda la resignación, la furia y el humor. No esperéis chistes amables; en el Nuevo Western, el humor acompaña o precede a la tragedia, la risa y la muerte van de la mano. Dentro de ese entorno lírico, más intimista y menos épico de los nuevos tiempos, las risas son nihilistas. La redención, el fatalismo y la carcajada aparecerán, generalmente, fuera de contexto.

Estos elementos de humor los veremos claramente en películas como, por ejemplo, "El Día de los Tramposos" (Joseph Mankiewicz, 1970), una farsa caústica sobre la condición humana, en la que encontramos ese tono de humor cínico en todo momento, el cual enmascara una visión devastadora del mundo. También está presente en "El Juez de la Horca" (John Huston, 1972): de su director nunca vamos a esperar un espíritu transgresor; sin embargo, en este film, se abandona a un estilo caricaturesco y cachondo, con momentos de auténtica algarabía (la aparición y muerte de Bad Bob es una de las escenas que más carcajadas me ha provocado en toda mi vida vida).

                         

C'mon, Beano!



Además, tendríamos que añadir "Pequeño Gran Hombre" (Arthur Penn, 1970), impregnada toda ella (al menos, en su primera parte) de un humor desmitificador que gira en torno a su personaje protagonista, un tipo incapaz de encontrarse a sí mismo en una sociedad cambiante. En todas ellas, la comedia precede al estallido violento o al drama más desgarrador.

En el Western Crepuscular encontraremos también la risa como imagen de un desarraigo épico, como compañera inseparable de la desesperación vital; especialmente en películas como "Grupo Salvaje" (algo, por otra parte, y curiosamente, muy propio del cine de Huston): Pike y los suyos ríen muchísimo, carcajadas grupales, risotadas, como dijimos, cansadas y, a menudo, no sabemos muy bien el motivo, como en la escena después del atraco fallido: “you were matching whores... in tandem!”; la cara de Warren Oates refleja exactamente lo que quiero decir: se ríe, sí, como todos, pero ¿de qué?

Conviene a su vez señalar a este respecto las grandes diferencias en cómo usan el humor los viejos maestros (Ford en "Liberty Valance", un humor sanote y sin complejos: la mujer de fuerte carácter, el borrachín ingenioso, el sheriff cobarde, etc) y cómo lo hacen los nuevos cachorros (Penn, Mankiewicz, Peckinpah), los cuales nos presentan personajes desubicados que propician situaciones irónicas y cómicas, cuando no directamente grotescas (ejemplo: el final de Cable Hogue…); el progreso les ha convertido en payasos, en trogloditas fuera de contexto.

Generalizando y para finalizar, veremos que existe en este nuevo impulso la necesidad de reescribir la historia con altas dosis de ironía, de revivir el pasado desde el desencanto cínico del presente.

J.S.

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